lunes, 20 de junio de 2016

Terapia sonora con sonidos específicos

Las personas que sufren hiperacusia no presentan exactamente la misma intolerancia en todas las frecuencias. Siempre hay determinados sonidos que por su composición frecuencial resultan más molestos que otros, lo que suele ocurrir con aquellos en los que destacan las frecuencias altas.

Y ante estos sonidos, se suele adoptar la decisión lógica, pero errónea, de tratar de evitarlos para evitar así las molestias o dolor que provocan, o aún peor, el riesgo de recaídas. Y es errónea porque para restablecer la tolerancia normal a los sonidos cotidianos del día a día hay que exponerse a ellos, no evitarlos. Es verdad que el ruido rosa es un excelente sonido para ayudar a desensibilizar el oído pero tampoco es la panacea. Por mi experiencia puedo decir que no parece posible recuperarse de la hiperacusia escuchando exclusivamente ruido rosa.

Una de las formas de exponerse a esos sonidos cotidianos sin que al mismo tiempo nos provoquen dolor o nos hagan recaer es controlar el tiempo de exposición. Sin embargo, esta opción puede ser en ocasiones algo difícil de llevar a cabo, ya sea por la excesiva intensidad que tienen, porque son demasiado cortos como para que podamos controlar el tiempo de exposición, o por la escasa frecuencia con la que aparecen. Por ejemplo, si el timbre de una puerta es un sonido especialmente difícil de tolerar para nosotros, puede ser excesivamente intenso para nuestra tolerancia al sonido, demasiado corto como para que nos dé tiempo a taparnos los oídos, o muy poco frecuente porque apenas tenemos visitas en casa.



Una solución a esto podría ser trabajar con esos sonidos específicos de forma controlada como parte de la terapia sonora, es decir, exponernos a esos sonidos conflictivos controlando la intensidad, el tiempo de exposición, y el momento en el que nos exponemos a ellos. Y para trabajar con sonidos específicos de forma controlada la solución pasa por usar una biblioteca de sonidos.

Como os podéis imaginar, una biblioteca de sonidos no es más que un archivo de una enorme variedad de sonidos organizados de forma que podamos seleccionar con facilidad aquellos que necesitemos. En internet hay muchas webs de bibliotecas de sonidos gratuitos. Tras echar un vistazo a unas cuantas recomiendo freeSFX, ya que contiene una enorme variedad de sonidos de todo tipo, están bien organizados y etiquetados, y dispone de una descripción precisa de cada uno de ellos, con lo que es muy fácil encontrar el que estamos buscando. Aunque la descarga es gratuita, hay que registrarse en la web para poder descargarlos, pero no hay mayor problema.

Entre los tipos de sonidos que puedes encontrar está casi todo lo que puedas imaginar: el sonido de una moto de gran cilindrada, sirenas de ambulancias, el ruido ambiente de una oficina, un cortador de césped, campanas, todo tipo de timbres, etc. Probablemente encontrarás el sonido que buscas.

Así pues, puede ser buena idea descargar aquellos sonidos que hemos notado en nuestra vida diaria que son especialmente difíciles para nosotros, e integrarlos en nuestra terapia sonora. Podemos dedicar un tiempo a escucharlos cada día empezando como siempre con el volumen y el tiempo de exposición adaptados a nuestro nivel de tolerancia actual, e incrementarlos a medida que nuestra tolerancia mejore. A base de escucharlos repetidamente de forma controlada enseñaremos a nuestro cerebro a tolerarlos mejor, hasta que seamos capaces de tolerar perfectamente los sonidos originales, los de verdad. Mi experiencia me ha demostrado que esto es así.

Las dificultades para tolerar determinados sonidos pueden tener un origen únicamente psicológico (misofonía y fonofobia). El método descrito aquí puede ser también una ayuda para tratar esa disminución de tolerancia al sonido, gracias al control que tiene la persona en todo momento para adecuar la intensidad y el tiempo de exposición a sus posibilidades, lo que ayuda a aliviar la ansiedad que puedan generar esos sonidos.

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